1/07/2013

"ANOTHER PERFECT DAY"






Este año que empieza, se cumplirán 30 años desde la edición de esta obra. Uno de los discos más infravalorados de la Cabeza de Motor, que hasta hace bien poco, no ha empezado a obtener el reconocimiento que se merece, incluso por parte del mismo Lemmy, que siempre se negó a tocar temas en directo del mismo, quizás por temor a que no gustasen al público, y quizás por los malos recuerdos que debe tener de Brian "Robbo" Robertson. Afortunadamente, en los últimos tours, ha recuperado temazos del calibre de "Dancing On Your Grave", con una reacción muy positiva de los fans.

Y es que, los fans no encajaron la marcha de "Fast" Eddie Clarke, y mucho menos, que fuera sustituído por un exThin Lizzy. En los 80, y más entre los fans de una banda tan extrema para la época (al menos en apariencia) como Motorhead, las cosas eran más radicales que hoy en día. Muchos acusaron a la banda, de volverse comerciales, y a esto no ayudó para nada, la actitud que adoptó "Robbo" en el grupo, de negarse a tocar en directo temas anteriores a su entrada, vestir con zapatillas de ballet y shorts, declaraciones en las que alababa la new wave y el tecno y ponía por los suelos los discos antiguos de Motorhead, y las trifulcas que montaba con los fans, en los conciertos. El comportamiento problemático, camorrero y conflictivo de "Robbo", aumentado por su pasión por la priba es legendario.





Pero lo cierto es que, con su entrada, el trabajo de guitarras experimentó un cambio a rollos más técnicos y melódicos que sentó de maravilla al sonido del grupo. Seguían conservando su estilo, como así lo demostraban pildorazos de la talla de "Back At The Funny Farm" o "Die You Bastard", o rockanrolles típicos de ellos como "Shine", "Rock It", "I Got Mine, "Marching Out To War" o "Tales Of Glory", y se incorporaban dos temazos medios tiempos como eran el que daba título al disco, y "Dancing On Your Grave", en los que Robertson se lucía a fondo con las guitarras. También tenían ese blues pesado que era "One Track Mind", que es otra joya a tener en cuenta. En todos los temas, la guitarra suena con una brillantez absoluta. Tanto, que hasta a músicos a los que No les gustaba la banda, como era Michael Schenker, este disco hizo que se fijaran en ellos.

Lo dicho. Uno de mis discos favoritos de la banda, en el que Lemmy escapó del sanbenito de "banda que hace siempre el mismo disco", uno de los discos más injustamente tratados por los fans, pero que merece una oportunidad.



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