Una vez más, el colega Baird se dejó caer por estas tierras, esta vez con sus Homemade Sin, para ofrecernos otra maravillosa noche de rock&roll y diversión. Acompañado de sus fieles Mauro Magellan y Keith Christopher, y la incorporación, compartiendo guitarras, del exJason & The Scorchers, Warner E. Hodges, que demostró ser un huracán en el escenario, y encaja de maravilla en la banda. Repertorio de los que tiran de espaldas, con algunos los himnos de los Georgia Satellites, como "Sheila", "Railroad Steel", y por supuesto, repaso también a la carrera en solitario de este hombre, con temazos de la talla de "I Love Period" o "Dixie Beaumont", y versiones de clásicos de los Ramones por enmedio, y de Bob Dylan, con banda pasándoselo de muerte en el escenario, y un público contagiado del buen rollo que transmitía la banda. Gran noche de rock&roll. Si todavía no has descubierto a los Georgia Satellites, no sé a qué coño esperas. Y si todavía no has visto en directo a Dan Baird, deberías poner remedio a eso.
"No es sólo cosa del verano, sino que parece que la consideración del tebeo como una de las bellas artes está ahí para quedarse. (...) Proliferan los cursos, semanas, exposiciones en los museos y simposios también dedicados al cómic, y todo coronado por la disparatada instauración hace más de un año del premio Nacional de Cómic, con el que nuestro Ministerio de Cultura enaltece al dibujante de monigotes con la misma dignidad (y el mismo dinero) que otorga al mejor novelista, poeta o ensayista del año". "No tengo nada en contra de los tebeos, que leí de niño con el placer primario y el escaso aprovechamiento que dan estas cosas; también jugué con fervor al parchís y al palé, y no por ello estoy dispuesto a sumarme a una iniciativa que pretendiera elevar los juegos de mesa a la altura de las obras imperecederas del arte".
Seis años han pasado ya, desde su última obra en estudio, el algo flojete "Vicious Circle", y en ese período, aparte del crucero que organizan anualmente por el Mississipi, con varias bandas sureñas tocando compartiendo cartel con ellos, han pasado por las traumáticas muertes de Hughie Thomasson, Billy Powell, y su bajista Ean Evans, que sustituía al carismático Leon Wilkeson. Pero esta banda no conoce el significado de la palabra "rendición", y han vuelto a la carga, y de qué manera. Porque "God And Guns" nos trae a unos Skynyrd con las pilas cargadas, que suenan a gloria. Solo la inicial Still Unbroken es un temazo que no debería faltar en la banda sonora de un viaje en coche por carretera. Bluesera, fronteriza, y 100% Skynyrd, con ese aire épico que sólo ellos saben dar a este tipo de canciones, y esos coros tan característicos del grupo. "Simple Life" recuerda a los discos de Johnny Vanzant y su hermano. Southern rock, con un toquecillo AOR, pero sin empalagar. Suena de maravilla, una pena que este tipo de singles, no suenen en nuestras cutrazas radios hispanas, en fin. La slide con la que comienza "Little Thing Called You" es matadora. "Southern Ways" trae los ecos de la mítica "Sweet Home Alabama", y mola mucho ese autohomenaje a la historia de la banda, que se montan. En "Skynyrd Nation", imagino, un homenaje a los fans, bastante vacilón, se la cantan a medias, Van Zant, y el gran Rick Medlocke. ¡Cómo mola la voz del exBlackfoot, leches! "Unwrit That Song" es el baladón del disco, en la que demuestra su maestría a la voz, el tío Johnny. Temazo. "Floyd" nos lleva a los pantanos del Bayou, con ese principio que recuerda al viejo blues del Delta. Un bluesazo, al estilo de ellos, como la puta copa de un pino. El tema por el que muchos les tacharán de rednecks garrulos, es la patriotera ""That Ain't My America". Pero como dijo hace poco Medlocke, "no hay que fijarse solo en el título, y hay que ir más allá. En esta banda no hay rednecks. El único que puede serlo, soy yo, que corre sange india por mis venas". Si él lo dice, no vamos a llevarle la contraria. La verdad es que, el tema suena bastante bien. El hard rock AOR de "Comin' Back For More", la verdad es que no suena nada mal, pero esos coros a lo Bon Jovi, a los fans más veteranos, puede que les asquee un poco. Pero en fin, en los últimos discos, su inclinación hacia ese rollo, se nota más o menos, así que, no pilla de sorpresa. El tema que da título al disco, vuelve a ser Skynyrd de toda la vida, y como tal, suena de vicio. La rockera "Storm", tiene un riff contagioso, y unos coros que ponen la carne de gallina. Y el cierre del disco, con la tranquila "Gifted Hands", que también recuerda a los discos de los hermanos Van Zant, pone el broche de oro a un disco que nos trae a unos Skynyrd, que han superado las adversidades, y, aunque lejos de ser los Skynyrd clásicos, siguen demostrando que saben rockear y hacer grandes canciones.
