El jueves nos dejaba James Cotton, a los 82 años. Uno de los más grandes harmonicistas de la era dorada del blues de Chicago, que tocó para Sonny Boy williamson (del que fue alummno), y junto a otros dos grandes de la harmónica como eran Little Walter y Big Walter Horton, ademas de tocar en la banda de Muddy Waters en los años 50. Toda una leyenda, que por desgracia, se suma a la larga lista de músicos fallecidos estos últimos años.
Y ayer nos dejaba el padre del Rock&roll, a los 90 años de edad, cuando estaba a punto de publicar nuevo disco. Con el fallecimiento de Chuck Berry, el rock se muere un poco, y se queda huérfano. Y es que, cuesta imaginar cómo hubiera sido esto sin su enorme contribución e influencia en miles de artistas. Es lógico su deceso por la edad, pero no por ello, no deja de ser una noticia muy triste para todos aquellos que amamos esta música.
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