4/27/2014

HEAVEN AND HELL & HEADLESS CROSS






Dos discos que supusieron puntos importantes de inflexión en la banda de Tony Iommi (uno más que otro), y que corrieron distinta suerte en la historia del grupo, cumplen años estos días. Heaven And Hell cumple 34 años, y Headless Cross, 25. Y creo que es justo recordar ambos discos, uno para rememorar la grandeza de la formación post Ozzy, con Dio al frente, y el otro, para reivindicarlo del injusto olvido que tuvo cuando se publicó.

Tras la debacle que sufrieron los de Birmingham tras la gira de "Never Say Die", y los problemas cada vez peores, sobre todo en lo que respecta a Ozzy, de drogas y alcohol, y una crisis a nivel creativo, la formación clásica se va al traste, y Iommi decide fichar a un vocalista con un registro totalmente distinto al del Madman, y revitalizar el sonido. Aparece el exRainbow en escena, que no sólo aporta su increíble voz, sino también gran parte del rollo suyo tan épico y fantástico, que le fue tan de maravilla a la banda de Ritchie Blackmore, e inconscientemente, con la ayuda inestimable de todo un Martin Birch a la producción, graban esta masterpiece, que les mete de lleno en el sonido del heavy metal de los 80, que arrancaba en el mismo año, con la explosión de la NWOBHM. No sólo eso, sino que trallazos como"Neon Knights", "Lady Evil", "Die Young", temas radiables para las emisoras yankees como "Walk Away", un temón cien por cien Sabbath como es "Children Of The Sea", el tema que da título al disco y el otro temazo lento con el que lo cierran, "Lonely Is The Word", consiguen que "Heaven And Hell" fuera en ese momento, el disco más vendido en la historia de la banda, ampliando su público a toda una generación de chavales que estaban creciendo con Iron Maiden y demás grupos más jóvenes, aunque dejasen a otro sector del público que nunca aceptase a estos nuevos Sabbath, y se quedaron con Ozzy, que debutaría en solitario ese mismo año, con otra obra maestra del género, como era "Blizzard Of Ozz". Para los que no tenemos prejuicios con una u otra formación, salimos ganando con dos bandas magníficas editando grandes discos: Black Sabbath por una parte, y Ozzy por la otra.











"Headless Cross", la obra que cumple 25 años, no corrió, a nivel de éxito comercial, la misma suerte que "Heaven And Hell", porque hubo factores externos que no lo permitieron. En primer lugar, la banda, tras la marcha de Dio, había tenido períodos muy inestables en su formación, con la gira de presentación del disco en el que cantaba Ian Gillan, "Born Again", en la que se mostraba una banda en horas muy bajas (pese a todo, con el tiempo "Born Again", ha sido un disco revalorizado por las nuevas generaciones, y reivindicado por muchos fans y bandas posteriores que lo citan como influencia), la publicación de un disco como "Seventh Star", que debía ser un trabajo en solitario de Iommi, pero por imposición de la discográfica, fue publicado bajo el nombre de Black Sabbath, cuando no tiene nada que ver con el sonido clásico de Sabbath, aunque sea un disco enorme, con la voz de un no menos grande Glenn Hughes, y el debut de un gran cantante como es Tony Martin, en un "Eternal Idol", que es un gran disco, aunque pasó muy desapercibido en su momento, debido quizás a que sonaba algo más melódico de lo habitual en ellos, y a que Tony Martin mostraba un registro muy parecido al de Ronnie James Dio, y quizás mucha parte del público viera en ello un intento de imitación (aunque si uno escucha las grabaciones del mismo disco, pero con la voz del fallecido Ray Gillen, llega a la conclusión de que ese era el tipo de cantante que tenía en mente Tony Iommi) Tony Martin tenía, y tiene una gran voz, pero competir con el carisma de un Ozzy o un Dio, ya es harina de otro costal. Encima, su siguiente disco, el que nos ocupa, se publica en el 89, año en el que ya se atisbaba en el horizonte, que el heavy metal clásico, a nivel de popularidad masiva, tenía las horas contadas, en cuanto apareciese una hornada de bandas procedentes de Seattle, y con bandas como Faith No More y Red Hot Chilli Peppers empujando por detrás. No sólo eso, sino que además, "Headless Cross", nos traía de vuelta a los Black Sabbath más clásicos posibles, pero continuando la senda iniciada en "Heaven And Hell". Vamos, un sonido más inspirado en los Sabbath de los ochenta, que en los de los setenta, que son los que todo dios, ya sea por la influencia que han ejercido en todo tipo de estilos posteriores, o por puro snobismo, reivindica. Afortunadamente, el público más fiel a los sonidos de la década que se acababa, y las nuevas generaciones de fans del metal más clásico, han reivindicado este disco, pero en su época, "Headless Cross", no fue uno de los discos más exitosos de la banda. Y es una lástima, porque la formación era de lujo. Acompañando a Iommi y Martin, estaba Geoff Nicholls a los teclados (que colabora con ellos, desde que metiera el bajo en las sesiones de grabación de "Heaven And Hell"), y Cozzy Powell a la batería, además de la colaboración de Brian May, en el solo de la magnífica "When Dead Calls". Del bajo se encargaría un desconocido Laurence Cotte, aunque después entraría Neil Murray, que ya había prestado sus servicios junto a Powell, en Whitesnake. "Headless Cross" nos traía, como he dicho antes, a los Sabbath más clásicos, aunque sonando más a los ochenta, pero con andanadas con ese sonido pesado suyo tan característico, como eran  "Headless Cross", que venía precedida de la intro "The Gates Of Hell", " la tremenda "When Dead Calls", citada anteriormente, y temas muy herederos de la era Dio, aunque algo más "comerciales" si se quiere decir así, como eran "Devil & Daughter", "Kill In The Spirit World", con una melodía inicial que rozaba el AOR de manera muy curiosa (no es de extrañar que Tony Martin colaborase en el proyecto de Phenomena), pero mantenía los riffs característicos de Iommi, con una preciosa melodía en el solo, y todo esto, de la melodía AORera inicial, pero seguida del típico sonido sabbáthico, se repetía en la siguiente, en "Call Of The Wild", la más movida "Black Moon", que siempre me ha sonado a una especie de Whitesnake meets Black Sabbath, pero que mola y queda curiosa, y el tema final, "Nightwing", que era 100% Black Sabbath. Lo dicho, un disco a reivindicar, que mereció mucha más suerte.



No hay comentarios: